El Festival Nacional de Folklore de Cosquín es el más importante festival de música folclórica de la Argentina.
Dura nueve noches, y se realiza en la última semana de enero, en la ciudad de Cosquín, en el turístico Valle de Punilla de la provincia de Córdoba. La tradición acostumbra a hacer referencia a las Nueve Lunas de Cosquín (o Nueve Lunas Coscoínas).
El escenario de este festival, llamado Atahualpa Yupanqui, se halla situado en la gran plaza Próspero Molina (Plaza Nacional del Folklore) de la ciudad de Cosquín.
Atahualpa Yupanqui, símbolo de Cosquín. En 1967 obtuvo el primer premio del festival y en 1972 se le puso su nombre al escenario.
La primera edición del Festival de Cosquín se realizó entre el 21 y el 29 de enero de 1961 sobre la ruta nacional nº 38 cortando la misma con un escenario de material. La iniciativa provino de un grupo de habitantes de la ciudad,3 4 que decidieron organizar un espectáculo folclórico durante las vacaciones de verano, con el fin de atraer el turismo.
La convocatoria y la presencia de artistas de renombre de todo el país –como fundadores en 1960 se destacan el salteño Jaime Dávalos y el oriental Aníbal Sampayo– estos y otros superaron todas las expectativas y el festival se transformó en el acontecimiento folclórico anual más importante del país argentino y uno de los más importantes de América Latina y el Caribe.
En los años sesenta y setenta, el Festival de Cosquín desencadenó un «boom del folclore», por referencia a la música característica del denominado «Interior» de la Argentina, es decir de todo el país con excepción de la Ciudad de Buenos Aires (cuya música típica característica ha sido tradicionalmente el tango). Cosquín impulsó una renovación de la música folclórica de gran alcance popular, especialmente entre los jóvenes, que tuvo su correlato en toda América del Sur, y que ha persistido en el gusto musical argentino desde entonces. En esa época inicial se destacaron Atahualpa Yupanqui, Los Chalchaleros, Los Fronterizos, Jorge Cafrune, Alfredo Zitarrosa y se dieron a conocer Mercedes Sosa y Horacio Guarany entre otros que también supieron constituir el Nuevo Cancionero de los 1960.
El gigantesco escenario se agranda realzado por grandes pantallas que amplifican la visión del espectáculo.
Sus organizadores tuvieron entonces el acierto de organizar el Festival de Cosquín, no solo como una competencia musical, sino como una vivencia folclórica integral, con centro en las famosas peñas folclóricas fuera del evento oficial, en las que músicos de todas las procedencias y libremente cantan toda la noche «hasta que las velas no ardan».
Desde la segunda edición del festival en 1962, la importante Radio Belgrano de Buenos Aires y una red de emisoras en todo el país, comenzaron a transmitir las Nueve Lunas de Cosquín en directo, haciendo que millones de personas oyeran a los artistas folclóricos y participaran de las incertidumbres de la competencia.
Luego del éxito de la tercera edición, el presidente (de facto) José María Guido, por Decreto 1547/63 instituyó la última semana del mes de enero como Semana Nacional del Folclore, y estableció que la sede de su celebración anual sería la ciudad de Cosquín.
Desde entonces el Festival de Cosquín fue creciendo en repercusión nacional e internacional. La Organización de Estados Americanos (OEA) decidió patrocinanarlo por su importancia para la cultura de América. El Museo del Hombre de París ha filmado y grabado las expresiones populares multifacéticas del festival. En Alemania, la ciudad de Stuttgart le ha puesto el nombre de Cosquín a una de sus plazas. A partir de 1981 la ciudad japonesa de Kawamata comenzó a realizar anualmente en octubre un festival denominado «Cosquín en Japón».
En 1967 Atahualpa Yupanqui obtuvo el primer premio del festival y en 1972 se decidió ponerle su nombre al escenario de Cosquín.
Estatua que rinde homenaje al recuerdo de la gran cantante folklórica Mercedes Sosa, ubicada en una de las puertas de ingreso al escenario.
A partir de 1984, en ocasión del 24.º Festival de Cosquín, el canal de televisión estatal ATC (Argentina Televisora Color), actualmente Canal 7, comenzó a transmitir en directo a todo el país las dos primeras horas de cada Luna, aumentando así más aún su difusión.
A lo largo de su historia, Cosquín ha sido el lugar definitivo para catapultar al éxito a los más importantes artistas de la música folclórica argentina, como Los Cantores del Alba, Mercedes Sosa, Los Chalchaleros, Ramona Galarza, Los de Salta, Gustavo Cuchi Leguizamón, Soledad Pastorutti, Abel Pintos, etc, aunque también han sido invitados otros artistas folclóricos pero no de nacionalidad argentina, como por ejemplo, Los Kjarkas, entre otros muchos.
En todo el país se ha hecho famoso el grito «¡Aquí Cosquín, capital del folklore!», con que se inicia cada edición del festival. Julio Márbiz, por años presentador del festival, profirió ese grito característico desde el año 1963 hasta el año 2001, y se sigue repitiendo hasta la actualidad.
En 2001 se construyó un nuevo escenario, con una boca de 50 metros de largo, 6 de alto y 830 m² de superficie. El escenario puede girar 180° para hacer más rápido la sucesión de los artistas.
Con esta infraestructura, Cosquín tiene en la actualidad uno de los escenarios más grandes de América Latina. En total, el anfiteatro tiene una capacidad de casi 10.000 espectadores, de los cuales 7.800 permanecen sentados en las butacas del campo central y 2.000 personas se ubican en las dos tribunas laterales.
El escenario lleva el nombre de Atahualpa Yupanqui, máximo folclorista argentino y gran animador del festival desde sus inicios, y la plaza en que se realiza lleva el nombre de Próspero Molina (1827-1889), uno de los pioneros de Cosquín.
La feria de artesanías durante las noches del festival despierta gran interés, congregando multitudes que la visitan diariamente.
Las Nueve Lunas de Cosquín están organizadas como una experiencia que tiene su centro en el festival, pero que va más allá del mismo para convertirse en una auténtica experiencia folclórica integral.
Algunas de las actividades que se realizan durante los nueve días son:
Festival Cosquín de la Canción.
Interpretaciones con folkloristas profesionales.
Actuaciones de ballets de danzas folclóricas y recitadores.
Los denominados desde 1996 ¨Espectáculos Callejeros¨ ubicados en sitios característicos de la localidad como balnearios y plazas, en donde cantan y bailan artistas de todo el territorio nacional y público en general.
Las famosas peñas folclóricas en carpas donde los artistas interactúan con el público.
Las carpas y fogones al lado del río, donde se canta y baila sin parar.
El Congreso del Hombre Argentino y su Cultura. Allí se realizan cursos y talleres para niños y adultos. Exponen y enseñan artesanos, artistas, estudiosos, científicos. Se dictan cursos de lenguas originarias como el quechua y el guaraní.
La Feria Nacional de Artesanías y Arte Popular Augusto Raúl Cortázar, nombre de uno de los más importantes estudiosos del folclore argentino.
En el balneario La Toma de Cosquín se baila y canta todo el día, durante las nueve lunas del festival.
Ese espíritu folclórico que caracteriza a Cosquín en los nueve días y nueve noches que dura el festival ha sido denominado como el «duende coscoíno».
Cosquín cuenta con un himno llamado Cosquín empieza a cantar6 compuesto por Zulema Alcayaga y Waldo Belloso. La versión original y más conocida de esta canción fue interpretada por el grupo Los Cantores del Rosario. También han realizado sus versiones:
Hernán Figueroa Reyes junto a la Orquesta del Festival dirigida por Waldo Belloso;
Los Wayna Runa;
Grupo La Caja junto a Suna Rocha (1997);
Néstor Garnica (2004);
Toño Rearte;
Mariana Cayón y Amalgama;
Carlos Lallana y el Grupo Soberanía Nacional junto a Sandra Santos y Carlos Cabral
Jorge, Lucio y Alfredo Rojas, junto a Facundo Toro, Daniel Campos, Gonzalo Prado.
Guitarreros
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