Del mismo modo que es inexplicable a la luz de la razón corriente, la actitud de la casta política que vive a espaldas de la dura realidad de sus representados, nadie puede decir qué secreto mecanismo dispara la devoción popular hacia personas que viven trasgrediendo las leyes, que son perseguidos, marginados, y sin embargo se constituyen en paladines de amplios sectores populares. Los ejemplos cunden en todo el territorio nacional.
Bazán Frías en Tucumán, Bairoletto en La Pampa, Mate Cosido en el Chaco, Antonio Gil en Corrientes, Juan Moreira en Buenos Aires, entre otros. Como una demostración de su religiosidad, a veces negada, surgen espontáneamente en las conciencias colectivas estas devociones y también hacia personas que sí constituyeron un ejemplo durante su vida, como Ceferino Namuncurá, Deolinda Correa, Pancho Sierra., etc.
Olegario Álvarez, muerto el 23 de mayo de 1906 en un enfrentamiento con la policía de Corrientes, a la edad de 35 años, rápidamente se erigió en un referente espiritual de muchísimos correntinos, que le rinden culto en casi todo el territorio guaraní.
El santuario más importante está en la localidad de Saladas, lugar visitado el 23 de mayo y para la festividad de los fieles difuntos por mayor número de creyentes. Recibe su sepultura, ofrendas de velas, cintas rojas, flores del mismo color especialmente claveles, algunas placas de metal donde se perpetúa el agradecimiento por los
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