Los Tobas veneran este árbol al que consideran sagrado. Cuentan sobre él una hermosa leyenda: "Hace mucho tiempo vivía un joven muy virtuoso y
apuesto llamado Cosakait, que se había enamorado perdidamente de una muchacha muy bella, pero ella no le correspondía.
Ah!- el indio se lamentaba- los dioses no quieren mi felicidad.
Entonces el joven se enfermó de pena pero la muchacha no quiso verlo.
Desesperado, Cosakait llamó a la madre de su amada y le dijo:
-Yo he de morir pero seguiré amando a su hija. Adornaré con flores su cabello, perfumaré el agua que sus labios beban y espantaré a los insectos de su lado para que no la molesten.
Estaré siempre donde ella se encuentre y le daré todo lo que me pida.
Cosakait murió, y Dios, compadecido por su dolor, lo eternizó en la forma de un árbol que creció allí mismo y se extendió por toda la selva.
De esta forma Cosakait brindó a su amada flores y todas las cosas buenas que le había prometido." Por ser tan elevado sus valor y sus nobleza, los Tobas consideran al palo santo como un palo sagrado y lo llaman "Cosakait."
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