Tiene como protagonista a Belek, un enano que llegó a Buenos Aires con el Circo de los Zares proveniente de la zona de los Cárpatos.
Al igual que el conde Drácula, Belek fue expulsado luego de que Boris Loff, el dueño del circo, junto a dos testigos: la Mujer Barbuda y el Hombre Bala, lo encontraran prendido al cuello de una mona integrante de la troupe circense.
Pero el mito, apenas comienza aquí.
El verdadero horror se desató cuando Belek se refugió en una casa abandonada del Bajo Flores y comenzaron a desaparecer misteriosamente todos los gatos del barrio.
El relato cuenta que los vecinos protegieron sus casas con ristras de ajo mientras portaban crucifijos por las calles, por temor a ser atacados. Una noche de invierno, cerca de la estación
Flores, los hombres del barrio lograron cazar al vampiro con una improvisada red, fabricada con la malla de un arco de fútbol, pero éste se les escapó furtivamente.
Algunos aseguran que aún vive en el cementerio de Flores y sale de tanto en tanto a producir estragos entre los desprevenidos transeúntes.
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