Horacio Guarany
Tarde ya muere el sol en el horizonte sangrante y azul y mi zamba se pierde en la sombra: mi zamba que fuera paisaje de luz. Tarde ya, corazón, angustiosas horas llegaron al fin y he sentido como si la noche de todos los tiempo caerá ante mí. La sentí llorar no la consolé la dejé marchar tan lejos de mi y mi zamba cantaba en la tarde: mírala en silencio; déjala partir. Cuando cae la oración, abrazan las ramas los nidos sin luz y se aquietan las alas y trinos: ecos que despiertan la alborada azul. Pero en mi corazón sólo habrá un silencio dolido de amor, sin albores radiantes que lleven luces de esperanza a mi corazón. La sentí llorar; no la consolé la dejé marchar tan lejos de mi y mi zamba cantaba en la tarde: mírala en silencio; déjala partir.
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