Los Fronterizos
Miran mis ojos tus ojos y ahora luchando al verte partir y me quedo muy sólo pensando: jamás he sabido lo que es ser feliz. Hombre del surco grevoso, labriego machisto teñido de sol: poeta me he vuelto en la noche y en vez de de la siesta, me acuerdo de vos. Al tiempo le doy mi voz; al Cielo una oración. El viento besó tu rostro y en cada estrella está mi adiós. Aunque el camino te aleje y el río se trague tu voz de mujer: cintura habra en mi guitarra y luna en el cielo que te hagan volver. El cerro esconde en sus ecos los besos que ahora promete mi amor, para el día que una cruz de palo te cuente el silencio de mi corazón.
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