Cuando el último grillo cante lejos
y se vaya perdiendo en la distancia,
cuando el último pájaro se pose
con sus alas abiertas, lastimadas
Cuando el último hombre se recueste
con su ojos llorosos hacia el cielo
habrá paz en la tierra, qué tristeza,
qué tristeza, que antes no la hubiera
Pero es tiempo de siembras y cosechas,
del cantar de las aves en las copas,
de los grillos que de tarde convocan
a tocar sus violines, a la sombra
Y del hombre que emerge entre las sombras,
sabedor de su afán y su alegría,
no lo tengas en cuenta muerte mía,
no lo tengas en cuenta, en estos días
No permitas que mueran, nunca
mueran las bondades del suelo
que lo tiene dale al Dios que lo trajo,
dale el vino que es un reseco infierno, su destino
Y esos niños pequeños que hoy son niños,
niños blancos y negros, todos niños
dale oportunidad de ser felices
dales un coro de grillos, y violines