Es un mito de origen hispánico, del que hay registros en la época colonial.
Se ha difundido también por todo el continente americano, pero sin su patronímico, el que se agregó tardíamente en nuestro país, en la Provincia de Buenos Aires, por semejanza con un viejo personaje de tiras cómicas.
Se trata de un simpático y benévolo ratón cuya predilección son los dientes de leche, de modo que al caer la primera dentición de los niños, sale por las noches para cambiar cada diente por unas monedas, que deja debajo de la almohada del pequeño afectado por la pérdida.
Este roedor benéfico funciona psicológicamente como un bálsamo para mitigar el dolor infantil.
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