Dicen que en esos tiempos había un viejito. tenía una casa de material. Como era muy guapo, todos los años cosechaba mucha fruta.
El viejito tenía un amigo que era el vizcacha. El viacacha era panadero. Hacía mucho pan y lo vendía.
Por eso hasta hoy en las vizcacheras hay leña en la puerta, porque para fabricar el pan el vizcacha debía acarrearla en grandes cantidades.
Un día Tokjuaj fue a pedirle sandía al viejito. El viejito no quiso darle.
- está bien, me voy - dijo Tokjuaj.
El viejito entró a su casa. Tokjuaj siguió caminando y, cuando ya había hecho unos cincuenta metros, mandó con su poder, que se le cayera la casa encima al viejito.
La casa se vino abajo y él quería salir, pero no podía; sólo sacó la cabeza y las patas. El piso le cayó encima del pecho y sólo le quedó la parte de abajo.
Por eso las rayas que la tortuga tiene arriba son los ladrillos que le cayeron por el poder de Tokjuaj.
Cuando el viejito sanó ya no se podía parar. Así quedó hasta hoy.
Por eso la tortuga anda siempre con la casa pegada.
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