Según esta leyenda amazónica, al morir su amada, un indio tupí se la llevó al interior de la selva y en la soledad, lejos de todos, se enterró vivo junto al cadáver del ser que amó en vida. Sobre el sepulcro -dice la leyenda- brotó el árbol del Tamba-tayá (...) cuyas hojas son dos hojillas pegadas, una más grande y otra más pequeña unida a la primera. Representan a la desgraciada pareja unida en un abrazo de eterna vida, sublime símbolo del amor."
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