Antonio Tarrago Ros
Es la vida una flor de infinito color Y la muerte un nacer, con la luz del ayer Todo tiene un por qué La esperanza y la fe. Chaqueño soy y al monte voy Alucinado Con el dolor de ser la flor Que ha madurado Lo de ser y no ser, todo puede volver Es tu hijo quien sos, lo inmortal que hay en vos Y el abuelo es un Dios Con tu sangre y tu voz Chaqueño soy, la vida va Siempre a mi lado Sabiendo ver sólo tenés Lo que le has dado. Es el monte abismal, como un cielo infernal El principio, el final, el calor maternal es un vientre total Alma de sapukai Chaqueño soy, vida y raíz Quebracho duro. Lleno de miel para el amor Se lo aseguro.
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