Querida Mesopotamia: Para testimoniar lo que contiene ese paisaje El dolor, la alegría, Este canto mío que te nombra Con acento que le dio la tierra Digo tu sur:
Lomadas y cuchillas Tierra de ancho sembrado y gente linda La de criollos acentos refraneros Y un gesto abierto de mate y torta frita
País, de los chajás Dulce Entre Ríos Los tagué, son tu mejor espiga son la voz de tus ríos, son tus campos Y la cadencia de la chamarrita
Tan largo parece el viento Costeando el Río Uruguay Como se alarga el camino Cuando te quiero llegar, Entre Ríos franja verde Me gusta tu palmeral Yo respiré en tu paisaje Un aire de libertad. Un aire de libertad. Un aire de libertad. Querida Mesopotamia: Es un hondo latido en tus entrañas, bárbaro ancestro, que se perpetúa en la sangre inigualada de la raza que sólo ante los surcos, doblará la cintura y aunque mantiene intacta, la herencia del coraje el mencho, hombre rural, el de torpe ternura, arrastra con la espuela de pigüelo* largo su condición de peón, su siempre lucha.
Cruzando el Guayquiraró O el manso Mocoretá Llego a la verde madre del estero Territorio germinal, del chamamé País menor del gran Americano primer aliento a Patria, en su niñez Mesopotamia, Mesopotamia
Tu cabeza vegetal, querida mesopotamia Tiene una cabellera de yerbales dos ríos luminosos y nosotros y una risa rumorosa en los teales
es como un continente cancionero, Misiones, la de las lluvias lacias, La capital del tung y la madera Hay que volver los ojos y mirarla No es una tierra más, es nuestra tierra, Es un alto destino de guitarras Alta es tu voz, sonido refulgente proclamando la estirpe por el aire Garganta de cascadas repitiendo Que pintaste tu tierra con tu sangre Que pintaste tu tierra con tu sangre.