La laguna de Mar Chiquita
Cuenta la leyenda popular que tiempo atrás existió la diosa aborigen del agua, que habitaba en su palacio de cristal del Mar de Ansenuza (nombre indígena de Mar Chiquita), la que se caracterizaba por su crueldad y egoísmo.
Sin embargo, un día vio llegar a la costa a un príncipe aborigen que se encontraba malherido de guerra y del que no tardó en enamorarse.
La tristeza con la que el joven la miraba estremeció a la malvada doncella, quien para salvar de la muerte a su
enamorado decidió convertirlo en un flamenco rosado y así tenerlo para siempre a su lado como guardián y dueño de sus sentimientos.
Desde entonces, y como consecuencia de esta leyenda, es que a las aguas de Mar Chiquita se las considera amorosamente curativas y sanadoras.
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