Moler en un mortero las frutas del mistol. La molienda no debe convertir los mistoles en una pasta, sino que tienen que quedar como una masa granulosa.
No hay que agregarle agua porque los mistolcitos ya son húmedos y con eso es suficiente.
Después de haber hecho la masa, dividirla en forma de bolitas, de la siguiente forma: hacer un huequito con la mano y si la bolita entra bien ahí, el tamaño es correcto.
Luego es necesario espolvorear las bolitas con harina de algarroba tostada, ponerlas al calor de un horno hasta que queden doradas.